Podría hablar de la técnica, pero este espacio lo quiero dedicar a otra cosa. Quisiera poder transmitir algo que es el eje central para mí dentro de este mundo y de esta pasión pilatera que me mueve.
Amo la técnica, lo preciso y lo rigurosamente ejecutado a conciencia. Mis alumnos lo saben mejor que yo. Pero aprendí mucho más trabajando que leyendo, aprendí a trabajar con personas que tienen sus munditos. Cada alumno para mí es un conjunto de emociones, esas emociones reflejadas en sus cuerpos. Una no puede ignorar eso al trabajar con personas. Cada cual tiene sus limitaciones, sus habilidades, sus días buenos y malos y todo eso influye en el entrenamiento. Me tomo siempre unos minutos al inicio de cada clase para que cada uno pueda conectarse consigo mismo, con el cuerpo y cómo está invadido por las emociones. Nunca un día estamos igual que el anterior, y el cuerpo lo sabe. Entonces hay que parar, registrarlo, registrarnos. Luego sí, ejecutamos el Método con precisión y técnica. Pero antes considero fundamental esos minutos de conexión, de amor y bondad para con el cuerpo que tanto nos aguanta.
Trato de ponerme en el lugar del alumno, de qué es lo más lindo recibir. Un mimo. Un mimo propio y ajeno. Por eso sigo buscando siempre nuevas opciones, estímulos y palabras. Soy sensible, creo en esta transferencia y esta búsqueda. Crear un clima donde puedan trabajar tranquilos, consigo mismos y con sus compañeros y sus munditos.
Acompañando la cursilería, hablo mucho de la técnica en clases, de lo que están trabajando en cada ejercicio: por qué, para qué, cuál es la transferencia, por qué es más saludable hacerlo de tal manera, etc. Les hago preguntas a mis alumnos para asegurarme que entiendan lo que hacen y por qué jajajaj.
Confio en los procesos, sé que el resultado depende tanto de mí como de mis alumnos, 50% y 50%.
Desde este lugar habito PALERMO PILATES. Esta es la impronta de mi espacio. Entrenar cuerpo, mente y alma en armonía, registrando, sin forzar resultados, dejando que fluya esa energía vital en cada uno.
Me involucro, me importa y me conmueve trabajar de esta manera.
Algunos ya me conocen.
Seguiré expresándome en otras publicaciones, esta carta de presentación me parece muy sensible, pero es lo que soy y con lo que trabajo.
Sonrisas y luz para todos..
Tati